Jujuy cuenta con empresas características, y la librería Magisterio es una de ellas. Magisterio librería y papelería fue fundada por Fausto Ontiveros en 1969, un docente jubilado con una gran pasión por los libros, contagiado quizás por uno de sus hermanos mayores, Ángel Ontiveros, librero desde una década antes.
La casa de Fausto, o casona de los Ontiveros, en Senador Pérez al 100, se fue convirtiendo desde entonces en la imponente Magisterio que todos los jujeños recuerdan desde antaño, o reconocen si son de las generaciones más nuevas. El inicio fue netamente abocado a la venta y asesoramiento de material de estudio.
Así, Fausto Ontiveros fue el primer representante de la famosa editorial Kapelusz en Jujuy. Manuales escolares, libros de textos y pedagógicos, material para los docentes... todo eso fue gestando “la Magisterio”.
Con el pasar de los años, Magisterio se convirtió en marca registrada, y todos los que alguna vez pasaron por su salón de ventas en aquellas últimas décadas del siglo XX pudieron ver a Fausto y a Susana, su hija menor, quienes siempre estaban en la librería. Marta, su hija mayor, se sumó tras convertirse en docente, igual que él. Siempre trabajaron en familia.
“El rubro librería era una pasión para mi papá, y nos la transmitió. Con el pasar de los años fuimos sumando a la venta la papelería y artículos de librería, libros para niños, y juguetes. Siempre fuimos la librería más grande... teníamos clientes de toda la provincia”, recuerda Marta, y continúa: “con los años llegaron las cadenas, pero nosotros supimos mantener nuestra clientela”.
Marta cuenta también que Magisterio atravesó prácticamente todas las crisis económicas. “En estos 50 años pasamos por múltiples crisis: inflación, paros escolares, inicios de clases conflictivos, la merma en la venta de manuales escolares”, enumera. “Pero aquí estamos, siempre con ganas de renovarnos para seguir firmes en un mercado súper competitivo”, analiza.
Jorge Tachouet, hijo de Marta y tercera generación a cargo de Magisterio, contó que “trabajamos para ponernos a tono en un mercado muy duro”. “Yo me crié en la librería, y hoy mis hijas pasan tardes conmigo y con su abuela, jugando, investigando los rincones de este mundo tan especial”, comparte.
La familia, el tiempo, la generación joven y las ideas nuevas
Marta contó también: “en 2001 mi papá se enfermó y con 82 años tuvo que dejar de trabajar; él sabía dónde estaba casa clip, cada pincel y cada libro, la librería era su vida.
Como en todas las familias cada uno cumple un rol, mi hermana Susana se abocó a su cuidado, y yo ya trabajaba en la librería medio tiempo ya que con cuatro hijos era difícil dedicarle más tiempo al negocio familiar, sumado a que, como mi papá, también soy docente”.
“Hoy comparto tareas con uno de mis hijos, Jorge Tachouet. Con él estoy intentando modernizar algunas cosas: ahora tenemos redes sociales, tomamos pedidos por whatsapp, por ejemplo, y todo eso es gracias a su impronta joven”, valoró Marta.
“En 2008 falleció mi papá y mi hermana en 2017, fueron golpes para las familias y seguimos reponiéndonos”, cuenta Marta. Pero respira, mira a la librería y sus tantas cosas y espacios y colores, reflexiona y anhela: “mi papá nos dejó el amor por esta librería; espero que mis nietos, que muchas tardes juegan en los rincones de la librería, tengan el amor que toda nuestra familia tiene por Magisterio”. Los jujeños lo anhelamos igual, y seguiremos entrando a esa salón fascinante de la segunda cuadra de la Senador Pérez para descubrir qué nuevas mundo trajo la librería.