Diego Álvarez nos cuenta de una búsqueda de su historia e identidad cuando se remonta a los orígenes de Ma’koka, de cuando volvió a Tilcara a la casa centenaria de sus abuelos maternos, los Sajama y Uro. Allí se cruzó con historiadores, estudiantes y amigos, y con parte de ellos en 2007 armaron Pachakuti, una asociación de guías caminantes de montaña y, a la vez, un eslabón para la búsqueda colectiva junto a comunidades de una tierra tan cotizada como compleja e intercultural. Ese circuito lo llevó a acercarse a fuentes de información sobre filosofía andina, especialmente “con dos o tres libros que usé siempre como puntapié de pensamiento: Rodolfo Kush, Fausto Reinaga, Silvia Rivera Cusincanqui, y de ahí a decenas más”, indica Diego.
Luego de mucho de ese trabajo, que sobre todo acompañaba una búsqueda de conocimiento, decidió configurar junto a su pareja de entonces un espacio para la venta de libros con temática andina, en lo que ya habían indagado mucho. Diego puntualiza ese momento: “así nació Ma’koka, en 2012”, y describe: “como librería, disquería y cafetería”, hacia ese campo, el de la historia de la región. Muchas personas hemos abrigado en ese lugar de la Belgrano tilcareña, cerca de la plaza.
El nombre Ma’koka resultó de un juego con la abreviatura de Mama Coca. Su rostro, el de una señora que masca sonriente el alimento antiguo, parece mirarnos e invitarnos en el isotipo del restaurante y cafetería, que además da la bienvenida al espacio. “Lo diseñó Manuel Ortega, mi amigo ‘cómic’”, comparte Diego mientras cuenta que tras seis años, en 2018, Ma’koka cambió de forma, tomó otra en Tilcara (que quedó como proyecto de su antigua compañera) y decidió mudarse a San Salvador de Jujuy.
Una noche volviendo a la madrugada a su casa en el barrio Los Perales paró en un café donde servía como mozo “mi amigo Carlitos, que todavía hoy sigue trabajando aquí”, narra Diego, y se quedó pensando en el local. Hoy, Carlos sigue en ese espacio, en la avenida Illia 426, aunque ahora allí es la propuesta de Ma’koka. Inauguró en diciembre de 2019, trabajó muy bien hasta mitad de marzo y… la pandemia, que se llevó puesto casi todo. “Hace poco más de dos meses estaba pensando en entregar la llave”, pone en común Diego. Es que Ma’koka en San Salvador de Jujuy está formada por un equipo de siete personas. “Somos un equipo grande de laburo, y había que respaldar eso; fue difícil, crítico. Estos dos meses que volvimos a trabajar estamos nuevamente con entusiasmo. Esperamos la habilitación de que los espacios puedan convocar, y entonces compartiremos noches literarias, de stand up, trío de jazz, distintas actividades que convoquen”, resume.
Diego también comparte que “esta es una nueva faceta donde la gente disfruta el espacio aunque no viene todavía por la literatura o momentos culturales”, y advierte que “los próximos meses son claves para tomar de nuevo forma”. Es que casi todo el sector –el que pudo- tuvo que renacer tras los primeros embates de la pandemia.
“Estos meses pudimos también tapar algunos huequitos de ideas. En la carta tenemos pensado meterle más, ofrecer más cosas que estaban pensadas sobre todo para el turismo en Tilcara y que se fueron apartando porque el público es otro. Ahora vamos a renovar propuestas para un público local que tiene una demanda de mucha exigencia, y exige mucho tanto en los menús diarios –que ya se instala por el boca en boca en el barrio”, explica sobre la vuelta a la actividad y el conocer a este público nuevo para Ma’koka, y anticipa que tras esta semana el restaurante y cafetería tendrá carta renovada, que estará a disposición también en formato virtual.
Para conocer las actuales y próximas propuestas gastronómicas, literarias y otras artísticas y culturales de Ma’koka, podés visitar su página en Facebook y su perfil en Instagram. Te aseguramos que además del lugar de encuentro más lindo de Los Perales, y de una atención cálida y cordial, vas a adentrarte en sabores, saberes y sonidos de un universo que nos contiene y configura, muchas veces sin que lo sepamos advertir del todo.