La banana se ubica en el podio de las frutas con mayor consumo en Argentina, con un promedio de 12 kg por habitante al año. Su producción se concentra en las regiones del NOA y NEA, en las provincias de Jujuy, Salta, Formosa y Misiones.
En el Noroeste argentino, la producción de bananas data de 1915, época en que los hermanos Leach hicieron las primeras plantaciones en Calilegua, Jujuy. Al presente, en dicha provincia el cultivo en Ledesma representa el 6. 2%, de las 5. 400 has de la superficie de producción nacional (Salta tiene el 66.2 % y Formosa el 27,1%).
La cosecha y producción de bananas tienen como principal destino abastecer al mercado interno. En este sentido, los estudios recientes del INTA respecto de la alternativa de cultivo bajo cubierta resultan sumamente importantes frente a la posibilidad de mejorar la actividad.
En un ensayo comparativo iniciado en 2020, investigadores de la Estación Experimental de Cultivos Tropicales del INTA Yuto –Jujuy– evaluaron diferentes estrategias de manejo de los bananales. “La importancia de este ensayo radica en evaluar nuevas formas de producción para la zona, que puedan ser implementadas resguardando al cultivo de extremos térmicos, es decir, el frío, las heladas invernales y los picos de calor en el verano”, expresó Claudio Ortiz, del INTA Yuto.
En el subtrópico de Salta y de Jujuy, la producción de bananas se desarrolla en unas 3.500 hectáreas, lo que representa un volumen del 10 % al 15 % de la fruta consumida en el país. Con la tecnificación del cultivo bajo cubierta, el rendimiento de banana por hectáreas aumentaría en calidad y cantidad y se estabilizaría la cosecha a lo largo del año, gracias a una temperatura más o menos constante.
De acuerdo con Jose Luis Checa, presidente de la Asociación de frutas y hortalizas de Salta, este ensayo viene a responder una demanda del sector, que surgió del Clúster de frutas tropicales, conformado por el INTA, la Asociación de frutas y hortalizas de Salta, los municipios, las Universidades Nacionales de Salta y Jujuy.
La principal preocupación de los productores de la zona era proteger la fruta ante la adversidad climática. “Esta tecnología nos permitiría dar continuidad a la producción, aumentar los rendimientos por hectárea, los cuales pueden hasta triplicarse y mejoraría notablemente la calidad y tamaño de la fruta”, señaló Checa y agregó: “Si bien nosotros tenemos grandes ventajas comparativas, porque nuestro producto es más sano y dulce respecto a las bananas importadas, el factor climático en condiciones de frío y calor extremo, es determinante en los rendimientos del cultivo”.
“Esta alternativa busca evaluar una forma diferente de trabajar con este cultivo en nuestra zona”, indicó Ortiz, quien agregó: “La implementación de la pantalla térmica Silver refracta la incidencia solar y evita daños en el cultivo, mientras que el testigo del ensayo hasta el momento solo reduce la radiación solar”.