Otros datos de Jujuy son que la exposición a humo ajeno en espacios del hogar (fumadores pasivos) disminuyó en un 20%, mientras que en espacios como bares y restaurantes se obtuvo uno de los índices más altos del país, con una exposición en este ámbito del 42,3%.
El tabaco es todavía uno de los grandes factores de riesgo; las enfermedades producidas por el consumo de esta hoja industrializada generan en Argentina más de 44.000 muertes por año (es un 13% de las defunciones). En este contexto, la disminución en jóvenes (13 a 15 años), según la Encuesta Mundial de Salud Escolar (EMSE), alcanzó un 16% por el 2018, aunque fue mucho mayor esta cifra en las ediciones del 2012 y 2007 y en adultos un 25,1%.
Los cigarrillos electrónicos –o vaper- son los destacados este año. Es una nueva forma de pitar y de consumir humo, más aún en jóvenes adolescentes del país (un 7,1% de 13 a 15 años según las mismas fuentes). Según teorías fragmentadas, que circulan entre el común de la ciudadanía, estos ayudarían a disminuir el consumo de cigarrillo convencional e inclusive serían menos dañinos; lo cierto es que todavía no existen estudios científicos que comprueben estos supuestos.
Tanto para quienes consumen mediante vaper como para quienes habían visto la venta de los artefactos como un negocio rentable, es necesario saber cuál es el impacto de éste, y sobre todo, tener en cuenta que se hace en el marco de la ilegalidad.
En 2011, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) a través de la Disposición 3226/11 prohibió la importación, distribución, comercialización y la publicidad, o cualquier modalidad de promoción, en todo el territorio nacional del cigarrillo electrónico. Asimismo, la Ley Nacional de Control de Tabaco Nº26687, lo hizo sobre su consumo en lugares cerrados.
En 2016, la ANMAT renovó esta prohibición, luego investigar nuevamente en el tema, sin obtener resultados diferentes. Los análisis establecen que los dispositivos podrían provocar que algunos fumadores dejen el hábito pero en corto plazo (seis meses); los estudios encontrados no son concluyentes sobre los efectos adversos del cigarrillo electrónico a mediano y largo plazo, ya que los dispositivos aportan, en el vapor inhalado, una cantidad incierta de nicotina y de otras sustancias tóxicas (hasta puede perpetuar y reforzar el hábito de fumar o su iniciación); en cuanto a fallas técnicas se registraron explosiones de la batería de estos, la explosión de la batería del dispositivo, entre otras consecuencias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), también sostiene la visión negativa sobre este artefacto y argumenta que el vapor que liberan estos dispositivos no es inocuo porque contiene nicotina y otros químicos tóxicos y cancerígenos. En este sentido, es hasta incluso la puerta a la dependencia de la nicotina, que deriva al consumo de otros productos relacionados al tabaco.
Como antecedentes a tomar en cuenta, en Estados Unidos, este año, se registraron 450 casos de enfermedades pulmonares en estado grave, asociados al uso de cigarrillos electrónicos, entre estos 5 fallecimientos. Por ello, y ante la imposibilidad de identificar causas concretar, ya que los cuadros vistos fueron en su mayoría a una neumonía lipoidea y otros más, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de ese país han desaconsejado el uso de estos productos.
Informe completo del INDEC.
Informe completo de la ANMAT.