Durante el mes de julio de este año, trascendía el fallecimiento del célebre arquitecto tucumano, César Pelli, a los 93 años. Fue una de las mentes más brillantes e innovadoras en el mundo de la construcción y la arquitectura desde los años 80’, cuando dio el salto con su primera obra: el Herring Hall de Houston, Estados Unidos.
En cada intervención, reflejó la identidad del lugar para los cuales trabajó,pero además, es innegable que en cada edificio imprimió su toque. De la misma forma, en Jujuy, el último proyecto creado por su estudio, encarna el arte de la escultora argentina, Lola Mora, y la une a los paisajes de Jujuy.
El proyecto corona al barrio Alto la Viña como lugar selecto (aún más). Allí, el museo y centro cultural, tal lo presentaron desde el Gobierno, se instalará para fusionarse con la vegetación natural y las pendientes que caracterizan al sector, aprovechando al máximo la disponibilidad de vistas panorámicas hacia las regiones jujeñas.
El proyecto contempla salas de exhibición, talleres de arte, biblioteca, una tienda y un restaurante, entre otros espacios. En el centro del lugar estará el centro interpretativo y una sala audiovisual. La planta tiene forma de cincel, un toque distintivo de Pelli, que alude a una herramienta fundamental en la escultura.
Por su emplazamiento, el edificio tendrá formas cóncavas que obedecen al huaico que se sitúa al norte, y a la arboleda que nace desde el Sur. A la vez, funciona como puente entre que conecta ambos sectores; mientras la facha al oeste proporciona grandes vistas, entre ellas las yungas.
El museo resguardará las esculturas de Lola Mora: El Progreso, La Justicia, La Paz, El Trabajo, La Libertad y “Los Leones”. Por ello, se proyectó la instalación de una pasarela, de 100 metros, con carpintería de cristal, para que las obras pudieran apreciarse en altura; y desde el piso tengan al cielo jujeño, como fondo. La intención es que desde diferentes acercamientos y ángulos, el museo ofrezca distintas percepciones.
Un proyecto sustentable
Entre los distintivos de la propuesta de Pelli, está su acomodamiento a un paradigma muy presente en nuestros tiempos: la sustentabilidad, de la mano de la generación de energías limpias y con el aprovechamiento eficiente de los recursos naturales.
El museo tendrá turbinas eólicas para la generación de energía sustentable, mientras que los techos estarán revestidos con células fotovoltaicas y colectores solares.
En días de lluvia, el agua se aprovechará como aguas grises, y el resto se controlará para evitar erosiones a través de un sistema de muros de contención que funcionan como diques en los huaicos. Mientras, las aguas que corren por los techos descargarán en los diques por medio de gárgolas que se extienden desde los puentes.
El tratamiento paisajístico, finalmente, respetará la vegetación propia del lugar y sumará a ella con especies locales, dando protagonismo al bosque nativo circundante.