En el corazón de la Puna jujeña, un proyecto minero apuesta al desarrollo económico con identidad. SSR Mining, a través de su operación en Mina Pirquitas, acompaña a productores de Rinconada, Coranzulí y Loma Blanca en el fortalecimiento de una actividad ancestral: la crianza de llamas, clave en la cultura de los pueblos originarios y con fuerte potencial económico en el presente.
Desde 2024, unas 48 familias productoras decidieron dar un paso más allá del comercio informal y empezar a construir un plan económico-financiero propio, que les permita aumentar ingresos, mejorar la calidad de la producción y sostener su arraigo en el territorio. “Esta actividad viene de nuestros abuelos, pero siempre persistía la incertidumbre: ¿dónde vender?, ¿a qué precio?”, explicó Zaida Caiconte, referente del comité de llamas de Coranzulí.
El trabajo de articulación territorial, promovido por el área de Relaciones Comunitarias de la empresa, incluyó campañas sanitarias, incorporación de reproductores ("añachos") para mejora genética, regularización de la esquila, y una red local de alianzas con el INTA, la ganadería de Abra Pampa, comisiones municipales y ONG como la Fundación Puna Sustentable.
“Buscamos consolidar un modelo sostenible basado en la cadena de valor del camélido, que refuerce capacidades locales, aumente los ingresos, preserve la identidad cultural y fomente el arraigo territorial en la etapa posminera”, sostuvo Telma Zemplin, superintendente de Relaciones Comunitarias de SSR Mining.
El impacto es también social: fortalece el trabajo familiar y el protagonismo de las mujeres. “Mientras los hombres buscan sustento fuera, las mujeres sostenemos el campo. Podemos demostrar que aquí se puede vivir dignamente”, expresó Ester Mayo, criadora de Costa de Guayatayoc.
Con esfuerzo, caminatas de varias horas y organización comunitaria, los operativos llegaron a zonas sin caminos vehiculares. “Todos quisieron ver hasta dónde se puede llegar, para mejorar la lana, la carne y la calidad de los animales”, expresó Arturo Aguirre, referente rural de Loma Blanca.
Para Edgardo Volpi, gerente de Recursos Humanos y Relaciones Comunitarias de la minera, el verdadero valor del programa reside en “poner en valor el capital social y las capacidades locales, integrando lo cultural y territorial gracias al trabajo conjunto de productores e instituciones”.
La continuidad operativa de Mina Chinchillas – Pirquitas motivó además que muchas familias reinviertan las utilidades de la venta de hilo como capital de trabajo, buscando sostener la producción en el tiempo. "Compartir, vivir el cansancio y la alegría del trabajo colectivo hacen que nos veamos como territorio", reflexionó Eliana Flores, coordinadora territorial del programa.
En un escenario posminero que ya comienza a definirse, este tipo de experiencias abre un nuevo horizonte de diversificación productiva para las comunidades de altura. Como lo expresó Mario Palma Godoy, especialista de la Consultora Empoderar: “Esta propuesta impulsada por SSR Mining posiciona a los productores como protagonistas de la sostenibilidad”.