“Para hacer frente a la crisis sanitaria —cuya duración ha sido mayor de lo que se había previsto— y a sus graves efectos económicos y sociales, se necesitarán pactos políticos y sociales que se construyan con la participación de una amplia variedad de actores, que permitan universalizar la protección social y la salud, y, sobre todo, que reorienten el desarrollo sobre la base de la igualdad y las políticas fiscales, industriales y ambientales para la sostenibilidad”, inicia el documento de CEPAL, que es, a la vez, el Informe Especial Nº8 del Observatorio COVID-19 en América Latina y el Caribe, que analiza desde marzo y el impacto económico y social de la pandemia.
Es que, con datos sistematizados, el informe observa que algunas áreas de América Latina y el Caribe se han convertido en zonas críticas de la pandemia de COVID-19. “Al 3 de octubre de 2020, se habían registrado alrededor de 9,4 millones de casos de COVID-19 y más de 340.000 muertes (OMS, 2020). Una gran cantidad de países está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagio. Algunos de los factores que han hecho a la región particularmente vulnerable son el elevado nivel de informalidad laboral, la baja productividad, la urbanización precaria, el alto grado de pobreza y desigualdad, y la gran disparidad de género, así como el hecho de que sus sistemas de salud y protección social son frágiles y fragmentados”, describe.
“En el decenio posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del PIB regional disminuyó del 6,0% al 0,2%; más aún, el período 2014-2019 fue el de menor crecimiento (0,4%) desde la década de 1950. La crisis que la región atraviesa en 2020, año en que el PIB caerá un 9,1% de acuerdo con las previsiones de la CEPAL a octubre del presente año, será la peor de toda su historia”, analiza, y destaca que “para encontrar otra contracción de magnitud comparable, hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930, cuando el PIB cayó un 5%, o hasta 1914, cuando descendió un 4,9%. Así, la crisis sanitaria ha desatado una crisis económica y social inédita en la región que, de no ser contenida, puede transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria”.
Son sólo 19 páginas que debieran leer desde antropólogos a financistas, desde abogados a docentes. Condensan datos históricos en relación a los recientes, emergidos de esta pandemia que aún nos sorprende emocional, política y económicamente. Con índices, gráficos y cuadros, los datos están distribuidos en ejes temáticos que parecen más filosóficos que económicos, pero que son precisos y en base a indicadores de los panoramas necesarios de analizar: a) El Estado de derecho y los derechos humanos en el centro de la recuperación, b) El fortalecimiento de la democracia y sus principios, c) El impulso a la acción de los gobiernos subnacionales, d) La inclusión de la sociedad civil, el sector académico y el sector privado, e) Los escenarios de salida de la crisis, y f) La necesidad de que haya un liderazgo transformador.
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