Cada pieza elaborada por Andrea es especial, en ellas residen años de perseverancia y perfeccionamiento. Desde alfajores, su broche de oro y secreto más grande; tortas riquísimas (y damos fe de ello) con presentaciones impecables como la torta bombón: una locura de chocolates que entra por los ojos, ¡irresistible!; tartas, cupcakes, brownies, cookies, maicenas, y mucho más.
El camino profesional de la joven jujeña arranca en su etapa universitaria, paralelamente a los inicios de su maternidad. “Comencé vendiendo galletas, en ese entonces no me daba cuenta de lo errores que tuve – dijo entre risas – sin embargo, a las personas les gustaba mucho”. “Lo hacía como un oficio que conocí por mi mamá, mi tía y mis abuelos, me transmitieron mucho”.
En una encrucijada Andrea optó por la Pastelería, en lugar de la Comunicación, y en el 2014 obtuvo su título profesional “es una carrera que complementé con capacitaciones. Seguí mi formación en muchas oportunidades fuera de Jujuy, por Salta, Tucumán, Córdoba, Bariloche en Río Negro, y Buenos Aires”.
Acerca de su decisión por el rubro gastronómico, comentó “ nació de una necesidad económica en la búsqueda de una salida, y también en la definición de lo que sabía. Siempre me gustó hacer con las manos, y encontré ese gusto en la pastelería, que me ayudó en tiempos de mi embarazo y estudio”. Sin olvidar de su antigua carrera expresó “son campos que van de la mano, la comunicación y la pastelería se complementan, y eso algo que disfruto”.
Andrea afinó con el tiempo técnicas y recetas, y plasmó en ellas su impronta. Readaptó versiones que aprendió y re direccionó sus propuestas al gusto del público de su provincia natal. “La pastelería en Jujuy es diferente, tradicional, nos gusta cosas diferentes, hasta que lo entendí, me paso muchas veces de ofrecer algo que al principio generó dudas e inseguridad a las personas, y que para mí implicaban insumos difíciles de conseguir, esto hacía que los costos encarezcan”.
La participación en la feria de Ciudad de Nieva, Las Manos Hacen, en múltiples eventos, y la creciente demanda fueron el preludio de su proyecto más grande: Andrea Pastelería. “Momento en donde también conocí a José María, mi marido, que me animó a expandir este proyecto” recordó Andrea”. “Así fui sumando productos, dedicando tiempo completo, tratar con más clientes, organizar compras grandes, manejar costos grandes, siempre con el gusto de saber que esto es lo que me apasiona.
“He tenido fracasos, muchos, han sido experiencias duras, sobre todo en el trato con otros, pero fueron vivencias que me ayudaron a levantar con más fuerza” enfatizó. “La mayor inspiración y sostén fue siempre haber sido mamá de mi hijo, Elián”.
En una mirada hacia atrás en el tiempo, Andrea inmortaliza un momento: “un día conversando con mi marido, tome la decisión de renunciar al trabajo al que asistía de lunes y viernes todo el día, para dedicarme al 100% a aquello que comenzó como un trabajo de fin de semana. El apoyo de él, de mi hijo, mi mama, Sonia, y toda mi familia, hoy se ve reflejado en mi negocio”.
La jujeña reflexionó “hay una diferencia abismal a mis comienzos. Hoy, parte de lo que me caracteriza es la decoración y presentación de lo que hago, me importa dar el toque personal y una vuelta de rosca a algo que podemos encontrar en otros lugares”. Y agregó “por ejemplo, si hago un alfajor, estoy en el detalle del packaging, la etiqueta, los colores que voy a usar. Es clave que la identidad esté no solo en el sabor, sino en su presentación”.
Sobre el campo en la provincia mencionó que “en Jujuy tenemos muy buenos pasteleros. Hay un lindo intercambio entre colegas, de consejos, datos, insumos, hasta prestar material o equipos para trabajar. Creo que hay que recordar siempre como una empezó y apoyarnos”. Además, Andrea analizó que “es un trabajo poco reconocido y muchos no saben que implica muchas horas de estar parada, dedicación, sacrificio, cuidado e inversión tras un producto terminado.
La joven mencionó entre algunas anécdotas: las primeras ventas, la gratificante experiencia con la enseñanza a niños y adultos; y acerca del casting que la llevó a participar en un programa matutino de televisión jujeña, en donde su trabajo empezó a tomar aún más notoriedad. También nombró a figuras de la gastronomía pastelera nacional como Osvaldo Gross, a quien conoció en un viaje a Bs As, Virginia Sar e Isabel Vermal, como figuras ejemplares que la inspiran a construir su camino profesional.
La pandemia llevó a muchos negocios a hacer un “stop” en la producción. Para Andrea fue la oportunidad que dio pie a nuevas creaciones “repensé formatos para que el emprendimiento continúe brindando servicios, modifiqué tamaños en mis propuestas y con ello surgieron alternativas más pequeñas, y fáciles transportar, lo que hoy es algo clave” remarcó. “El resultado fue mini cakes, mini brownies, mini tartas, sumado a lo que ya veníamos haciendo, para pedidos para mesas dulces o desayunos completos. A pesar de la situación, me favoreció muchísimo”.
Finalmente, después de recordar todo su trayecto concluyó “hay que animarse, cuando presentas algo que te da miedo o hasta vergüenza vas por buen camino. Van a haber muchos que compartan la misma profesión, oficio o trabajo, y es importante enfocarnos en nosotros mismos para mejorar y poner en lo que hagamos nuestro sello, lo que nos puede diferenciar”.
Andrea adelantó a IN Jujuy un montón de novedades para este año: blog nuevo, recetas nuevas, más presentaciones, ¡y otras sorpresas! Aunque estas páginas no alcanzan para contar todo que habló (quedará para una próxima edición), no le pierdas el rastro en Facebook e Instagram ¡y copate a probar sus delicias!