ONU Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicaron el documento titulado Trabajadoras Remuneradas del Hogar en América Latina y el Caribe frente a la crisis de la COVID-19, que brinda un panorama sobre la situación de gran vulnerabilidad que atraviesan las trabajadoras domésticas en América Latina y el Caribe, destacando los impactos de la actual crisis provocado por la COVID-19.
Basado en datos recogidos por la OIT, el informe da cuenta de que en la región latinoamericana y caribeña entre 11 y 18 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, siendo el 93% de esas personas mujeres. E indica que mientras el trabajo doméstico supone entre el 14,3% y el 10,5% del empleo de las mujeres en la región, en Argentina y en Paraguay el porcentaje es superior al 16% (en Paraguay, 17,2%; y en Argentina, 16,6%; le siguen: Brasil, con 14,4%; y República Dominicana, 13,3%).
Aún esas significativas proporciones del trabajo doméstico, más del 77,5% opera en la informalidad, advierte también el documento, y suma que los ingresos de las mujeres empleadas en el servicio doméstico son además iguales o inferiores al 50% del promedio de todas las personas ocupadas.
María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, señaló en la presentación del documento que "esta crisis [generada por la pandemia] ha agudizado las desigualdades y las crisis sistémicas previas y tiene impactos significativos en las trabajadoras del hogar en particular”. “Los estados deben reconocer y proteger sus derechos para que nadie se quede atrás. Tenemos que abrir espacios de diálogo y considerar las propuestas de sus sindicatos como parte de las respuestas a la crisis y estrategias de recuperación socioeconómica que promueven los gobiernos y las instituciones financieras regionales e internacionales”, sumó la funcionaria de ONU.
A su vez, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, resaltó la importancia del trabajo doméstico remunerado como un sector clave de la economía del cuidado en la región y convocó a un “build back better” (reconstruir mejor, o construir de nuevo mejor) con igualdad, en el que los derechos de las trabajadoras remuneradas del hogar sean garantizados.
El documento, además, de datos y análisis, también refiere a los derechos y demandas de las trabajadoras domésticas frente a la crisis de la COVID-19, a las respuestas y experiencias en la región frente a los impactos de la pandemia en el empleo de las trabajadoras domésticas, y desarrolla un muy rico y necesario capítulo de recomendaciones para garantizar los derechos y abordar los impactos en ese sector de trabajadoras.
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