Antes de fundar Humahuá, marca emblemática del rubro textil jujeño, Nicolás desarrolló una carrera profesional de más de 15 años de trayectoria. Tras egresar de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) volvió como abogado a Jujuy, a sus 23 años, y dió sus primeros pasos en el campo laboral: ejerció la docencia en colegios secundarios y terciarios y trabajó en un estudio jurídico.
Luego de cuatro años de experiencia en diversos trabajos comenzó su carrera en el Poder Judicial, una etapa de su vida que le hizo comprender la necesidad de especializarse, aún más, en el campo profesional por lo que comenzó formaciones en Posgrado. Más adelante, su carrera dió un salto cualitativo y cuantitativo, con una designación como Secretario. “No siento que mi carrera de abogado haya sido representativa, pero sí reconozco que me permitió lograr independencia económica para poder emprender sin que implique un riesgo tan grande”, explicó Nico.
Si algo caracteriza a todo emprendedor es que, antes de “pegarla” con un proyecto, son varios los intentos fallidos, y la historia de Nico es un claro ejemplo de ello. Entre sonrisas y memorias, el jujeño compartió que “primero empecé con un emprendimiento trayendo botines de fútbol desde Bolivia; después tuve ‘Pizza Party’, donde hacíamos pizza a la parrilla a domicilio con un amigo que también trabajaba en Tribunales; tuve un pet shop y organizaba torneos fútbol. Fueron varios pequeños proyectos que me dieron la posibilidad de crearlos desde el inicio, y eso me entusiasmaba mucho”.
La vocación de Nicolás por la moda y la industria textil tiene raíces en su infancia, cuando su abuelo, Hilario Molina, era representante de una empresa textil de Buenos Aires, desde niño recuerda jugar con los retazos de tela y familiarizarse con los lienzos y costuras en general. En este punto señala su lado emprendedor como algo innato, un rasgo que siempre estuvo ahí “soy un emprendedor por naturaleza, vengo de padres emprendedores y la motivación por crear cosas desde cero” contó.
Después de transitar por otros caminos, la industria de la moda volvió a aparecer en su vida, en dos situaciones que Nico recuerda como claves “una fue en Buenos Aires, cuando estaba de visitas por un congreso de Derecho, recuerdo que la experiencia de comprar ropa en los locales de allá era muy especial, la música, el trato de los vendedores, todo iba más allá de una simple compra”.
La otra experiencia, y quizá la más importante que destaca el emprendedor, es su viaje al Machu Picchu, “fue el regalo de recibida de mi tía cuando tenía 23 años. Me impactó muchísimo la cosmovisión andina, cómo honraban su cultura fue algo que me marcó. Ahí me di cuenta que, no solo quería tener una marca económicamente rentable, sino que además tenía que tener la impronta de nuestra cultura andina” explicó.
“Sentía que la fusión entre algo innovador y canchero, con lo más genuino de la moda andina iba a ser una bomba en todo el país. Sentía que Jujuy estaba de moda y eso podría capitalizarse” comentó respecto de la esencia de su marca. Así empezó a dar los primeros pasos hacia la consolidación de Humahuá, con pequeñas iniciativas en carteras de mujer, algunos jeans y un par de camisas, todas con aguayos y decorados pintorescos que representaban el ADN que se había propuesto.
Impulsar un emprendimiento implica afrontar riesgos e inseguridades, pero también la posibilidad de apostar en un proyecto que puede ser exitoso. En este sentido, Nicolás cuenta que “fueron tiempos muy difíciles en los empecé sin pegar una. Arranqué tomándome una licencia de 6 meses, vendí mi auto para invertir en Humahuá, y pasé a trabajar en un local del shopping donde ganaba menos que en Tribunales, pero me permitía vender mis primeras prendas. Tuve que reinventarme y desapegarme de muchas cosas y, en medio de todo eso, nació mi primera hija, lo que me llevó a tomar la decisión de volver al Poder Judicial.”.
La vida del jujeño, por aquel entonces, lo situaba en el lugar de tomar una decisión difícil para apostar en lo que realmente le entusiasmaba “antes de renunciar a Tribunales, consulte con amigos, compañeros de laburo, colegas y mi familia, nadie estaba de acuerdo, lo veían como arriesgar una carrera y la seguridad de un sueldo estable. El haberme dedicado exclusivamente a mi proyecto, generó una pasión por el rubro y ya no había vuelta atrás”.
Tras embarcarse en el vertiginoso mundo del comercio, en un país como el nuestro, históricamente cambiante, y con épocas a veces desfavorables, Nico asegura la magnitud del desafío que fue consolidar su marca “nunca dudé de que era la decisión correcta, pero tampoco me imaginé que iba a ser tan difícil. Lo más complicado de todo fue mantener la marca, pero aún en el peor momento, nuestra actitud nunca flaqueo, siempre quisimos minimizar las crisis que nos tocó enfrentar y mostrarnos de la mejor manera”.
Si le preguntamos a Nicolás cual es el ADN de un emprendedor, nos dice que “yo siempre me identifiqué con la exigencia y la búsqueda constante de mejorar, esos, considero, son pilares básicos del emprendedurismo". Otra cuestión fundamental para el jujeño “es animarse a ser disruptivo, a apostar por lo nuestro, más allá de todo el miedo que eso pueda generar. No hacerse cargo de los pensamientos de otros, saber desprenderse de eso. Son muchos aspectos que nos llevan a minimizar el miedo al fracaso, no verlo como algo angustiante sino como una simple posibilidad en la búsqueda de algo mayor, de ese ‘algo’ que nos moviliza a otro nivel” concluyó.
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