Más de la mitad de los trabajadores catalanes no desconecta del trabajo cuando finaliza su jornada laboral (y el 34% lo atribuye a tareas pendientes que ocupan parte de su pensamiento)
Con la llegada del verano, muchos españoles buscan un respiro de sus rutinas diarias y una oportunidad para desconectar del trabajo. Ya sea tras la finalización de la jornada laboral o durante las vacaciones, la desconexión digital es un derecho regulado por la Ley Orgánica 3/2018 y afianzado en la Ley 10/2021. En concreto, el artículo 88 afirma que los trabajadores y los empleados públicos tienen derecho a la desconexión digital con el objetivo de garantizar su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como su intimidad personal y familiar. En plena era de la hiperconectividad, la línea entre la vida privada y la laboral se diluye cada vez más. De ahí que este derecho haya cobrado más relevancia que nunca entre los trabajadores. Sin embargo, ¿cómo se materializa esta desconexión realmente? ¿Cuán efectiva está siendo?
Con la llegada del verano, muchos españoles buscan un respiro de sus rutinas diarias y una oportunidad para desconectar del trabajo. Ya sea tras la finalización de la jornada laboral o durante las vacaciones, la desconexión digital es un derecho regulado por la Ley Orgánica 3/2018 y afianzado en la Ley 10/2021. En concreto, el artículo 88 afirma que los trabajadores y los empleados públicos tienen derecho a la desconexión digital con el objetivo de garantizar su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como su intimidad personal y familiar. En plena era de la hiperconectividad, la línea entre la vida privada y la laboral se diluye cada vez más. De ahí que este derecho haya cobrado más relevancia que nunca entre los trabajadores. Sin embargo, ¿cómo se materializa esta desconexión realmente? ¿Cuán efectiva está siendo?