Jujuy como provincia, San Salvador como ciudad capital, y Palpalá y Yala como ciudades integradas a ese centro, no se encuentran ajenas a los cambios en la trama urbana que toda Latinoamérica experimenta. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 85% de la población de América Latina y el Caribe vive en ciudades, lo que la vuelve la región más urbanizada del planeta.
Pensar Jujuy y su centro administrativo y de comunicaciones en clave de crecimiento urbano y desarrollo humano y económico es un gran desafío si se piensan también sus periferias, sus sectores urbanísticamente deprimidos y, a la vez, se advierten las potencialidades productivas, y las nuevas tendencias en desarrollo turístico.
El crecimiento de las megaciudades, advirtió también el BID, está en declive, tanto a nivel económico como poblacional. Siguen creciendo, pero a menor ritmo que las ciudades “emergentes”, aquellas intermedias con posibilidades de nuevas olas internas y externas de migrantes, atraídos por nuevas fuentes de empleo y mejor calidad de vida (no siempre las óptimas, aunque sí mejor que las del lugar de origen), y que aún están a tiempo de planificar su crecimiento, evitar los problemas de las megaciudades y asegurar la sostenibilidad urbana y ambiental para todos sus habitantes.
En 2016, San Salvador de Jujuy, Yala y Palpalá rubricaron un convenio con la Secretaría de Asuntos Municipales de Nación (SAM) y autoridades del BID para ingresar formalmente al Programa de “Iniciativas de Ciudades Emergentes y Sostenibles” (ICES), considerando como tal al denominado Gran Jujuy.
Hablar de acceso a oportunidades y pensar sólo en la bolsa de trabajo genuino sería reduccionista. Las ciudades que transitan un gran crecimiento poblacional y migraciones internas constantes, tienen como desafío pensarse desde la accesibilidad, es decir: ser tan accesibles tanto para la ciudadanía que la habita y llegue a habitarlas como para las firmas, compañías, inversores.
En este aspecto Jujuy es la perla de la región. Escondida bajo la sombra de la poderosa y productiva Tucumán y la turísticamente explotada Salta, ha estado relegada. Pero hoy se presenta como destino turístico que empuja en el corazón de Los Andes. Y transita caminos con metas mundiales, como las energías renovables y la producción de litio y su valor agregado.
Las políticas implementadas a través del Plan Nacional de Hábitat, que en Jujuy beneficiaron a miles de familias de los barrios más vulnerables (por falta de condiciones para el desarrollo humano), empiezan a equilibrar del territorio con los servicios básicos de agua, electricidad y saneamiento cloacal, además de infraestructura urbana comunitaria como pavimentos, veredas y espacios públicos para el deporte y la recreación. Ejemplo de estos son las intervenciones en Alto Comedero (sectores 150 Hectáreas, 27 Hectáreas), Palpalá (barrio 2 de Abril, Las Tipas), Perico (Chacra y Arrueta), Santa Clara (barrio El Milagro), Susques y hogares dispersos en los cinco departamentos de la puna; las que están en obra otras en Yuto, Bananal, Vinalito; y las proyectadas para Tilcara, Santa Ana y Caspalá.
Las obras de saneamiento cloacal en los sistemas de Quebrada (nuevas plantas de tratamiento en Purmamarca, Volcán, Maimará y otras que continuarán desde Humahuaca a La Quiaca), nuevas estaciones transformadoras que amplían y aseguran la provisión energética, la inminente transformación de tres pueblos (en un proyecto de nueve, en tres etapas) a pueblos solares, y la infraestructura vial ejecutada en su mayoría por administración (que ha logrado 150 kilómetros nuevos de rutas provinciales entre los que se cuentan la nueva ruta de acceso a la Planta Fotovoltaica Cauchari, o el nuevo camino Huacalera-Alonso) parecen buscar que Jujuy sea un territorio receptivo a la vez que productivo para la ciudadanía, para los sectores económicos y para las inversiones.
El cannabis es otro trayecto, aunque también debiera pensarse en esa clave: ¿podrá, así como las fuentes de energías limpias y los recursos minerales, configurarse como actividad económica de una nueva matriz productiva, menos “agrocentrista”, y devenir desarrollo para la ciudadanía local, que estimule aún más la inversión en Jujuy?
¿Podremos, como Gran Jujuy, crecer en equilibrio, con nuevas centralidades, salubres urbanística y ambientalmente? El camino es largo aunque ya se transita, lleve hacia donde lleve: el ambiente nos recibe cada día, y cada día, planificado o no, es un paso hacia ese futuro que pensamos –y también: o no-, y que llega pronto.