Tenemos grandes desafíos en la arquitectura 3.0, todos de la mano con la sustentabilidad de lo que construimos. El lugar, el cuidado del medio ambiente y, sobre todo, la optimización de los recursos en la construcción unifamiliar son fundamentales a la hora de la valuación del metro cuadrado. Todo, nos ha llevado a pensar y re evaluar la profesión y los métodos de construcción en los últimos años.
Es raro, pero hoy a muy pocas personas se les ocurre hacer una construcción con aberturas de madera en la ciudad. No sólo por que las nuevas tendencias en interiorismo suelen ser de carácter minimalista o moderno, sino porque ya no son funcionales y porque su mantenimiento inquieta a las personas.
En la actualidad, la búsqueda de la comodidad e incorporar materiales que sobre todo no generen mantenimiento está creciendo. Con el tiempo, las casas que diseñamos tienen que albergar personas y también contribuir de manera visual y energéticamente a un proceso que el mundo atraviesa y que a la arquitectura no le es ajeno. Hoy la construcción tiene que ser sustentable.
Somos responsables y partícipes necesarios de un cambio de paradigma. No se puede pensar en 2019 y el futuro la arquitectura si no es de ese modo: materiales cargados de tecnología, pequeños detalles que hacen al confort y a la eficiencia energética. Para ponerlo en números, las viviendas unifamiliares (ya sean casas o edificios) requieren de energía para toda actividad. El 70% del consumo energético de una vivienda promedio (80 m2 construidos) se destina a climatización general, agua caliente sanitaria y cocina. El 30 % restante es energía de monitores, cargadores, electrodomésticos entre otros.
Se asocia de manera errónea la sustentabilidad energética a la merma o baja en el consumo de energía; no es de esa forma. Afortunadamente, el conocimiento y las tecnologías nos permiten diseñar viviendas manteniendo calidad de vida y confort con un consumo eficiente.
La clave está en la concepción del diseño integral. Con esto nos referimos a que la arquitectura hoy tiene que pensar en la sustentabilidad y el consumo eficiente de energía desde el anteproyecto, con el diseño de la distribución y orientación de sus ambientes, la aislación utilizando cerramientos metálicos o pisos flotantes de PVC y el aprovechamiento de recursos naturales, desde ventilación e iluminación natural a energía solar.
Muchas veces prefiero que una fachada sea menos vistosa en su morfología, me refiero a resignar lo estético por darle lugar a lo funcional. Por ejemplo: una ventana grande no es más linda por su tamaño sino que es más eficiente porque permite mayor entrada de luz, siempre y cuando tomemos las orientaciones climáticas correspondientes.
Ya que cada lugar del país tiene características que lo hacen único. En nuestro caso, sólo por nombrar algunas, en la zona de valles debemos tener en cuenta lluvias, sol y humedad; mientras que la zona del ramal le sumamos intenso calor y en quebrada y puna amplitud térmica, nevadas y gran radiación solar.
Hoy contamos con herramientas para trabajar que son muy interesantes y de a poco van llegando a Jujuy como la Simulación Energética, que es un análisis que se recomienda comenzar en la etapa de anteproyecto: se cargan en un sistema los planos de la vivienda, un 3D y toda la información relevante, lo más detallada posible: clima de Jujuy, barrio de ubicación, orientación en puntos cardinales de la vivienda, flujo de uso de la vivienda o edificio, cantidad de personas que viven y la cantidad aproximada de personas que circulan. Esto permite estudiar el consumo de energía y así, identificar oportunidades de ahorro, analizar el impacto económico-financiero de las decisiones que se tomen en un proyecto. Es una forma que nos permite a los arquitectos dar un paso hacia adelante en materia de eficiencia energética, y hacer a nuestra profesión un poco más precisa y sobre todo sustentable.
Sin el software también podemos hacer estos estudios: ubicando la casa de forma tal que el aprovechamiento de luz solar sea máximo, colocando ventanas dobles para aislar en las épocas de bajas temperaturas, instalando paneles solares para aprovechar la gran radiación solar que tenemos en toda la provincia, re utilizando el agua de lluvia mediante un sistema de desagüe con acumulación, haciendo que el agua acumulada se use en inodoros o sirva para riego, entre otras múltiples posibilidades en materia de diseño y equipamientos que nos dan soluciones constructivas sin perder confort y minimizando el gasto en energía demandada.
Como se ve, este tipo de análisis implican un alto valor agregado para las viviendas ya que las hace previsibles no sólo en cuanto a consumo de energía sino también en calidad de vida, lo que incrementa su valor de mercado.
¿Implica un incremento en el valor del metro cuadrado? Muchas veces sí, otras no tanto. No hay forma de hacer energéticamente sustentable una vivienda teniendo el mismo costo que una vivienda tradicional.
En este último tiempo, en algunas viviendas instalamos sistemas convencionales y a la par, dejamos prevista una instalación para en un futuro instalar un calefón solar; esto sin dudas es el principio de algo, empezar por instalaciones paralelas como alternativas que luego vayan eliminando las convencionales. Pero es una inversión, no un gasto: esta inversión a futuro se amortiza.
Pensar una arquitectura sustentable representa el futuro. Jujuy apuesta a un futuro verde, se ven grandes obras en nuestra Puna, tanto el Estado como de parte de los privados. Todos debiéramos apuntar hacia lo mismo. Esta gestión de gobierno dio el gran paso poniéndolo en agenda; la arquitectura local tiene que hacer lo mismo; el mundo ya lo está haciendo. Sumémonos.