Ambos son profesores en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNJU (Universidad Nacional de Jujuy) e investigadores del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). En su profesión, encabezan proyectos que generan información útil para el manejo sustentable que asegure la conservación de la biodiversidad en actividades antrópicas; minimizar impactos y plantear estrategias que sirvan a tal fin.
La biodiversidad comprende todos los tipos de vida dentro de un ecosistema, animales y plantas. En estos últimos, hay variedad de bosques que se extienden en grandes áreas, con diversidad de especies en la vida vegetal y animal conviven. Con la tala de árboles, sea cual fuere su uso, si se hace de manera inapropiada, el efecto es la reducción del número de especies que la habitan, en la medida en que se reduce esa superficie.
Natalia explicó que “en Jujuy se están definiendo áreas de importancia para la preservación de la biodiversidad, allí tratamos de definir los distintos disturbios antrópicos que han disminuido su valor a partir de su transformación”. Y detalló que “la selección de áreas se basan en su menor influencia antrópica, y que a la vez mantenga la mayor cantidad de especies endémicas o amenazadas para la preservación”.
“Hemos definido dos grandes bosques de las yungas australes en la provincia: la serranía de Calilegua y la serranía de Santa Bárbara, dos remanentes importantes para la conserva. El sector del bosque chaqueño, es la única conectividad de las dos ecorregiones anteriores”.
Para despejar dudas respecto de la explotación forestal, Luis nos aclara que cuando hablamos de desforestación o desmote, eso implica la trasformación total o parcial de ese ambiente. Si el bosque desaparece, es a causa de los distintos usos que generar grados de trasformación.
“La desforestación es sacar árboles y poner, por ejemplo, plantaciones, cultivos u otro tipo de bosques”, ahondó Luis. “Se confunde con lo que es el aprovechamiento forestal, en donde se sacan los recursos, pero el bosque sigue quedando, el ecosistema se mantiene aunque hay un cambio en el ecosistema del bosque”, amplió.
La Ley y el Orden para el uso de los bosques
Las masas boscosas en Jujuy, Argentina y en el mundo están amparadas por ciertas leyes. A nivel internacional, el país está suscripto al Convenio sobre la Diversidad Biológica (Ley N° 24.375) y debe cumplir esta normativa (detalles acá).
La Ley 26.331, conocida como “Ley de Bosques”, a nivel nacional, es una de las más resonantes. Sobre esta última, Natalia contó que “lo que hace es zonificar las áreas en función de su valor de conservación, define dónde debería hacerse cada uno de los usos, siendo estos muy diversos”. Así, es una herramienta fundamental. Y existen otras leyes de protección.
“En la provincia existen también herramientas legales,” – sumó Luis - “por Resoluciones periódicas, un listado de especies (plantas y animales) específicas, expuestas a distintas circunstancias, están protegidas, reguladas y/o prohibidas (o no) para la caza o extracción. La Ley de Caza (Ley 3014) es otra muy importante y complementaria”.
Deforestación en Jujuy: ¿se puede autorizar?
Bajo el paraguas de la Ley Nacional de Bosques, cada provincia realiza Ordenamientos Territoriales de los Bosques Nativos (OTBN) en donde asigna a cada uno categorías de conservación: rojo (de alto valor y que no puede transformarse); amarillo (de mediano valor, que puede aprovecharse para el turismo y recolección de forma sostenible) y verde (de bajo valor y que puede transformarse parcial o totalmente).
“Es posible un desmonte autorizado”, explicó Luis, “pero hay un procedimiento muy cuidadoso: el interesado tiene que presentar un plan de qué es lo que desarrollará, con un estudio de impacto evaluados por la autoridad de aplicación (El Estado), ver si cumple con todas las normativas, su factibilidad, ver en qué categoría entra ese desmonte, según su zona, entre otros”.
“Se evalúan la propuesta, el tipo de cultivo, la mitigación, su sustentabilidad, si en ese sector existen especies amenazadas, o comunidad es que vivan ahí y hagan uso de los recursos. Para los aprovechamientos forestales es lo mismo, tan exigente porque no hay una transformación de los bosques, pero el propietario tiene que presentar un plan de manejo de los recursos y ser posteriormente evaluado” compartió el investigador.
En cuanto a la extinción de especies arbóreas a nivel local, el roble criollo y la quina son de gran importancia forestal ya que el número de ejemplares ha disminuido, comprometiendo su existencia.
“Lo que queremos es buscar la forma de que los recursos se aprovechen pero que se sigan manteniendo” destacó Natalia. “Hay que generar proyectos a largo plazo en donde se pueda monitorear, entender cuáles son los factores que influyen en las distintas situaciones”.
“A nivel global a una situación drástica por el cambio climático, a su vez, a nivel local hay otros ciclos, sumado a la sinergia de las distintas actividades antrópicas, la falta de planificación en la los usos del aprovechamiento forestal, la ganadería intensiva no manejada y otros factores, hacen y sobre todo en las yungas, lugares susceptibles a tener efectos negativos” concluyó la investigadora.
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