“Warmi tiene sus orígenes hace 9 años” – explicó Seba – “la necesidad de iniciar este proyecto nace con la llegada de mi hija; en ese entonces era estudiante, recién regresado de Córdoba”. Continuó “mi intención siempre fue buscar la independencia económica en un emprendimiento”.
Parte de los primeros pasos fue la preparación que llevó adelante el jujeño “comencé yendo a charlas de emprendedurismo como parte de ‘capital semilla’, un programa de apoyo a emprendedores por aquel entonces. En esas charlas las líneas básicas eran incursionar en algo innovador y con valor agregado”.
“En el 2011, un día, probé una cerveza artesanal por primera vez en Jujuy y fue tremendo” enfatizó. “Me quedé muy sorprendido por el sabor y ahí surgió el gran disparador”.
Tras años, Sebastián, planificó, proyectó y se formó como productor cervecero. Lo que empezó con la elaboración de 50 litros mensuales, desde su casa, alcanzó en el presente los 8.000 mil litros.
El término de origen quechua “Warmi” que significa mujer, eterniza a las personas que marcaron su vida, “en mi casa siempre y lo único que tuve presente es la figura femenina, mi madre, mi tía, hermana y la llegada de mi hija. Esta palabra engloba todo el amor que pude recibir hasta ese momento de mi vida; y la usé en quechua para darle un sentido de pertenencia regional”.
“Desde que nació esta idea, la aspiración fue la de tener un espacio propio” explicó y agregó “Hace 4 años, presente un proyecto para obtener el financiamiento para agrandar mi producción, no se dio. Alguien muy querido me dijo que el bar iba a ser una consecuencia de lo que ya estaba emprendiendo, entendí que el momento se iba a dar si es que así tenía que ser, y lo fue, está sucediendo”.
Esta noche, la apertura será en calle Patricias Argentinas 248, a partir de las 20hs. Promete ser una velada con buena comida, acompañada de los espectáculos musicales de la Vilca Band y Tojra. Además, se presentará al público un nuevo estilo de cerveza que se suma a las cinco que Warmi fabrica actualmente: QORI (rubia), KINUA (rubia), MUNAY (caramelizada), MORENA (negra) y QATA (amarga / pomelo).
Entre algunos adelantos, el distinto del espacio son sus gigantescos ventanales, ubicados casi en el centro, que permiten visualizar el funcionamiento de la fábrica en vivo, allí es donde se produce la magia. De los barriles (maduradores) de cerveza, directo a las canillas y de las canillas al vaso. Para los amantes de esta bebida, está 100% garantizada la “frescura” en el sabor de las cervezas Warmi.
Sebastián destacó que hubo importantes cambios. Hoy, la casona vieja se volvió un lugar totalmente moderno con espacios fusionados, un patio cervecero en la terraza, que, al estar en altura permite un panorama integral de la fábrica y los alrededores. Con una iluminación tenue y cálida que climatiza una velada para estar en compañía de amigos, alguien íntimo/a, y por qué no, en familia.
“Todo lo hicimos nosotros, contra pisos, paredes, levantamos techos, instalaciones eléctricas, incorporar nuevas estructuras, y más” sumó.
Para quienes vayan, conocerán en profundidad el producto principal través del maridaje de todos los estilos de cerveza que irán acordes a la propuesta gastronómica que ofrece el bar, con una atención especializada.
Finalmente, Seba recordó un importante momento durante su experiencia “en Muña, el primer lugar donde se vendió Warmi, me senté una noche a ver y escuchar cómo los clientes la pedían y reaccionaban al probarla. Poder hacer que las personas disfruten de una buena cerveza, así como me sucedió a mí la primera vez que probé una en Jujuy, esa era y es la gran meta”.
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