En agosto de este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacaba con una de las diez menciones honrosas de la convocatoria “10 Iniciativas innovadoras y escalables para el desarrollo rural sostenible de América Latina y el Caribe” a La esquila de vicuñas en silvestría que realizan las comunidades indígenas de Jujuy con el apoyo del Gobierno de la provincia.
La puerta formal para la actual esquila en comunidades de la puna jujeña fue la Ley provincial 5634 tras la iniciativa del entonces diputado Jorge Rizzotti. En ella, se estableció que, hacia el objetivo de que las comunidades se conviertan en socias en las tareas de conservación y aprovechamiento de la vicuña, el Estado aplicará políticas e incentivos económicos y sociales en ese sentido. También, que las comunidades reciban el 90% del total de lo ingresado en la venta de lo producido en la esquila, y que el otro 10% se destine para la constitución de un Fondo Especial para el desarrollo del aprovechamiento de la fibra de la vicuña, destinado al manejo, conservación y protección del animal, al fomento de la actividad artesanal, a la capacitación de artesanos y a la optimización de las formas de comercialización y de acceso a los mercados mediante agregar valor a la fibra.
El modelo de esquila es el conocido como chaku, una práctica recuperada que reúne valores culturales ancestrales y ambientalmente sustentables. Las comunidades se organizan para arriar (mediante extender y guiar sogas extendidas con cintas de colores) a los animales e ir formando una especie de embudo mientras se camina cerca de ellos hasta poder formar un cerco humano y guiarlas también caminando hasta el corral donde se las pueda esquilar.
Hoy cierra en nuestra provincia la 34º Reunión Ordinaria de la Comisión Técnico – Administradora del Convenio Internacional de la Vicuña, que reúne a países vicuñeros como Argentina, Ecuador, Chile, Bolivia y Perú. En la oportunidad de la apertura, se informó ante funcionarios de los cinco países que Jujuy cuenta con la mayor cantidad de vicuñas del país: alrededor de 120 mil vicuñas. Y se destacó el modelo único y distintivo de cosechas de la fibra de vicuñas en silvestría, emprendimiento con impactos positivos en lo ambiental, social, cultural y económico.
La temporada de esquila de este año inició en septiembre, y en ella están participando las participaron las Comunidades Andinas Manejadoras de Vicuña de Yavi (CAMDVY), de las regiones norte y sur de ese departamento, a las que se sumó la comunidad de Lagunillas del Farallón que pertenece al departamento Rinconada. Acompañan y asisten la esquila el Ministerio de Ambiente de Jujuy a través de la Secretaría de Biodiversidad; la Secretaría de Pueblos Indígenas; el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción; la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF); el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA-Abra Pampa), y todavía más actores.
Sin embargo, todavía la brecha entre la materia prima producida en la provincia y la comercialización óptima es enorme. La fibra es una de las más requeridas y mejor pagas en el mercado textil y de indumentaria deportiva, y aunque ha habido una baja de su precio el último año, sigue con demanda creciente. Y en Jujuy, la fibra todavía no tiene siquiera un procesamiento que permita ofrecerla con los estándares de limpieza y des-cerdado que otras ofertas sí tienen.
Queda seguir confiando en la política de preservación y manejo comunitario y respetuoso de la cosmovisión andina, aunque también –y quizás entendiéndolo como parte de ella- falta aún el puntapié que provea o facilite a las comunidades de la puna (muchas con hogares con necesidades básicas insatisfechas) del equipamiento necesario para aprovechar no sólo el recurso ofrecido por la naturaleza sino también su hacer cotidiano colaborativo, que podrá dar lugar a formas comerciales justas a la vez que rentables.
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