A nivel mundial, la palta producida por excelencia es la “hass”. El Norte y Centro de América produce el 41% del total, América del Sur el 21%, mientras que lo restante se produce mayormente en África.
Los principales exportadores son México, Sudáfrica, Perú, Chile y Estados Unidos, y entre los importadores están Europa, Japón y Noruega.
Argentina también produce y de tres tipos diferentes, además del Hass: la Lula, Etinger y Torres, de origen nacional. El Noroeste argentino, por su parte, concentra la superficie total para la obtención del fruto: Tucumán con un 70% de la tierra con alrededor de 800 hectáreas; Jujuy con 260 hectáreas; Salta con 195 hectáreas; y Misiones con 35 hectáreas – según datos del INTA EECT Yuto-.
Los datos nacionales sobre el mercado en el país son escasos y algunos indican un crecimiento en la demanda, pero Argentina, prácticamente, produce lo que consume; y si falta, es importado de Chile, Perú y México.
En Argentina, son limitados los territorios aptos, en cuanto al clima y calidad del suelo para la fijación de la fruta. Ya que es un cultivo subtropical, además de un microclima propicio, requiere de riego adicional fuera de las temporadas de lluvia.
Si bien soporta temperaturas alta y bajas, presenta riesgos para la producción del año que viene (una helada podría dejar sin producción, también, temperaturas arriba de los 40° -como es el caso de Yuto en Jujuy-, causarían caídas o quemaduras de los frutos a medio cosechar, por ejemplo).
Jujuy es la segunda provincia productora de palta, aunque todavía hay tierras viables que no se han tornado productivas. En los mercados de abasto de la capital jujeña, los precios oscilan hoy entre los $150 y $200 por kilo. A la estacionalidad de la cosecha -cuyo grueso se da entre abril y julio, incluyendo hasta septiembre-, se le suma el contexto nacional, un tanto difícil.
¿Hay una política provincial que promueva el fortalecimiento del sector que ya se dedica? ¿Puede Jujuy ofrecerle a nuevos mercados nuestras otras variedades? Así como en la provincia, el país aún tiene mucho que repensar y planificar respecto de estrategias agro que permitan explotar el potencial de los territorios del Noa, región que ya incursiona en ventas internacionales que son tendencia actual, como lo es con los arándanos de Tucumán. Y que, sobre todo, generen trabajo y combatan a la opción por cultivos que generan pocos puestos, como es la soja.
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