¿Promoción cultural al frenesí? Jujuy y un simulacro que anticipó un Carnaval no tan pintoresco

La capital jujeña vivió por tercer año consecutivo la famosa Bajada de los Diablos de los Alegres Uquía que simula en la Ciudad Cultural al histórico ritual que se desarrolla en la Quebrada. En esta edición todo iba bien pero, sobre el final del evento, los excesos de alcohol, disturbios y la basura dejaron un mensaje que pone en cuestión lo que representa y significa el carnaval en Jujuy.

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El sábado aconteció uno de los sucesos más esperados por los jujeños y turistas que se llegan a la provincia. Una muestra, pequeña, de lo que se vive año a año en la Quebrada de Humahuaca y la famosa ruta del carnaval, que incluye a las localidades de Tilcara, Purmamarca, Maimará, Volcán, y parte de la región de los Valles en donde se cierra la festividad.


Del simulacro participó una masiva cantidad de familias, niños, adultos en grupos al igual que los jóvenes, que acompañaron al compás del “quebradeño mi cholita” a la comparsa de los Alegres con más de 300 diablos y diablas.

El evento se desarrolló en principio tranquilo, pero avanzada la jornada se vieron con claridad algunas fallas importantes en la organización, que de igual forma se repiten en los pueblos festivos del norte jujeño, todos los años.

En medio de una campaña por la sustentabilidad, la conciencia ecológica y la disminución de residuos en la provincia, fue notoria la falta de cestos de basura en gran parte del predio de la Ciudad Cultural, que termino volviéndose un cumulo de latas de Rey Momo, botellas de vidrio rotas, cajas de vino, entre otros.

Lo que más preocupó fue la falta de control en el consumo de bebidas alcohólicas, de principio a fin, que trajo como consecuencia episodios de violencia y exaltación en el lugar del evento (lanzamientos de botellas de vidrio al cielo) y en los alrededores del B° Alto Padilla, Ciudad de Nieva, el Parque San Martín, y parte del centro de la capital.

El carnaval norteño es una tradición ancestral que arranca 40 días antes de la Semana Santa, una vez desenterrado el Diablo (Pujllay) de su mojón en la Quebrada de Humahuaca.  Este momento simboliza la liberación de los deseos reprimidos, la alegría, la música, los colores, pero también los excesos de todo tipo, y en ello el “vale todo” resulta en muchas ocasiones un riesgo para los festejantes y quienes deciden no hacerlo.


Si bien, la festividad es un momento de liberación y diversión, no hay que olvidar que las acciones desmedidas afectan y pueden resultar temerosas a otros, por lo que hay que recordar ser conscientes y precavidos para que todos puedan disfrutar, del 21 al 25 de febrero del carnaval en Jujuy.

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