En la región andina del noroeste argentino más de 20.000 familias desarrollan la actividad caprina y se considera una de las más significativas para la producción local y provincial.
En este sentido, la investigación permite la selección de los caracteres genéticos que favorecen la adaptación de la raza en pos a favorecer la actividad.
Durante los estudios las cabras criollas se escogen en base a conocimientos científicos y saberes locales; estas producen 1,5 lt diarios de leche durante 120 días. Los animales con mejores características vuelven a campos de agricultores familiares, favoreciendo el intercambio genético y el desempeño productivo.
Estas cabras están adaptadas a producir carne y leche en condiciones de aridez, amplitud térmica y escasa vegetación, caracteres fundamentales para la adaptación al cambio climático. Contrariamente, la introducción de razas foráneas genera la pérdida de información genética de las cabras locales poniendo en riesgo la producción de alimentos.
Estas acciones fortalecen los sistemas locales de producciones de carne y leche caprina. En este sentido, los quesos artesanales y los platos elaborados con productos caprinos combinan saberes ancestrales, sabor y cultura de la región.
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